En el Parque de la Medialuna de Pamplona y en un día muy soleado, se desarrolló en primer Encuentro entre las cuatro Directoras de las Residencias artísticas del DNA´20 – Andrea Irurzun, Estitxu Arroyo, Inés Aubert, Saioa Belarra- y la mediadora Nati Buil.
Bailarinas, intérpretes, coreógrafas, docentes, directoras, artistas… Difícil fue para estas 4 artistas presentarse ,porque el sector profesional de la danza contemporánea dibuja un panorama muy complejo en el que no existe una frontera entre las distintas ocupaciones, y la mayoría de los y las profesionales, tiene que realizar su actividad laboral, en múltiples ámbitos.
Las cuatro artistas sienten pasión por este arte, que requiere sacrificio, abnegación, entrega y un entrenamiento intenso; y las cinco, porque también acudió a la cita Iria Lumbrera , intérprete y Asistente en coreografía en la Residencia Re-Des, estuvieron de acuerdo en que desgraciadamente la danza es un arte minoritario y muy desconocido para el público.
Agradecieron al Departamento de Cultura del Gobierno de Navarra su interés por promocionar la danza y la posibilidad de aprender que les ha dado a cada una de ellas, la obtención de esta Residencia artística .
Todas la calificaron como un “regalo” y aseguraron que se habían sentido muy a gusto o en sus respectivos lugares de trabajo (Saioa Belarra en el Centro Cultural de Tafalla, Inés Aubert en la Casa de Cultura de Aoiz y Andrea Irurzun en el Teatro de Ansoáin). Estitxu Arroyo en el momento de este encuentro, todavía no había comenzado su Residencia en la Casa de Cultura de Ribaforada, pero el resto, ensalzó la libertad que los Técnicos de cultura de cada instalación, les dieron para trabajar, y toda la ayuda recibida por su parte.
Como artistas que son, las cuatro han recorrido parte del mundo y han trabajado en diferentes países, pero bien por su juventud, o porque la vida de los artistas es complicada y cuenta con pocas ayudas, la palabra incertidumbre está presente en sus vidas.
Sí confesaron que esta profesión tiene unas particularidades que les hace en ocasiones sentirse desprotegidas y muy solas: “En Navarra hay gente que se dedica a esto, aseguraron, pero está muy desligada, cada uno por si lado, y no hay un acompañamiento como en otras provincias, que te ayude a sacar tu proyecto adelante. Es muy duro”, coincidieron las cuatro.
Por lo que pudimos observar, la danza brilla sobre el escenario, pero la profesión se enfrenta a una situación difícil, con más sombras que luces: precariedad laboral que les obliga a tener en ocasiones otro trabajo, la dificultad de disponer de dinero para financiar los proyectos a pesar de haber recibido ayudas o becas de la Administración, la búsqueda constante de espacios apropiados para entrenar, o la escasez de ayudas en general.
Consideraron que Navarra está “en construcción”, que poco a poco se están haciendo las cosas bien, que la programación cultural ha mejorado y se mostraron positivas ,respecto a que la danza contemporánea vaya alcanzando al gran publico y tenga un hueco cada vez mayor en la cultura de Navarra.
Sí valoraron positivamente que en nuestra comunidad existen lugares cedidos donde entrenar, aunque si les preocupó y mucho, que ahora mismo con la Covid 19 y las normas de higiene, la situación se ha complicado. Para ellas, entrenar es básico, aseguraron, es su trabajo. Sí apuntaron también como mejora, que existen infraestructuras infrautilizadas y que, según su opinión, podían convertirse en un excelente espacio para trabajar como por ejemplo de la Escuela de Danza del Gobierno de Navarra, que está abierta únicamente por las mañanas y podría ser un buen lugar para el entrenamiento de bailarines.
Fue un encuentro para ponerse cara, conocerse, intercambiar opiniones, unirse para no sentirse solas (incluso se habló de crear una Asociación Navarra de Danza) y ver que las cuatro, aunque con perfiles muy diferentes comparten las mismas inquietudes y por su puesto, su amor a la danza.
Son artistas, creadoras y todas comparten una gran ilusión.