"Este año hemos decidido no esperar tanto a que la gente venga como ir a su encuentro"

2018ko maiatzaren 1, asteartea

Entrevista de Ana Oliveira a la directora artística de DNA, Isabel Ferreira, para Diario de Noticias de Navarra. Imagen: Iban Aghinaga. Vía NOTICIAS DE NAVARRA

Afronta su segunda edición al frente del DNA, ¿esta programación es más suya?

-Sí. El año pasado, desde el nombramiento hasta el primer día del festival apenas pasaron tres meses. Eso sí, desde el primer momento intentamos hacer algo que tuviera una cierta relevancia y presencia internacional, porque el propósito era generar ilusión en torno a esta nueva propuesta. Y este año, teniendo más tiempo para programar, lógicamente hemos podido pensar mejor cómo seducir a la gente, que es el gran desafío de un festival de este tipo: romper clichés, mostrar que la danza contemporánea es sexy, espectacular, crea conocimiento... Esta vez hemos podido hacer este proceso y prestar más atención a la creación de públicos, eligiendo obras que, sin perder la naturaleza de la danza contemporánea de explorar los límites, conecten con todo tipo de públicos.

¿Qué energía diría que respira el festival de este año?

-El cartel ya da la idea de un festival muy conectado con la ecología... Es la naturaleza que baila, nosotros bailando con ella. Esto viene de querer que sea un festival que tenga su propia personalidad, que siendo internacional, sea también muy navarro. Una de las cosas que más valoro de Navarra es su biodiversidad y una de mis preocupaciones es cómo podemos cuidarla en un momento de crisis en el que ya hemos pasado el punto de no retorno. A través del arte se puede hablar de este tema y, además, la danza es muy agradecida en el sentido de que es fácil llevarla a lugares no convencionales y permite establecer relaciones con la arquitectura, con el paisaje... Precisamente, uno de los objetivos del DNA es fijar conexiones con el territorio, descentralizar y llegar a otros lugares.

 Uno de esos lugares no convencionales era, sin duda, San Miguel de Aralar, donde el día 30 Kukai iba a estrenar Erritu, aunque finalmente se tendrá que representar ese día y el siguiente en el centro cultural Iortia de Alsasua debido a la previsión de frío y lluvia.

-El proceso de creación de Erritu ha estado desde su inicio atravesado por toda la carga simbólica de ese espacio y creo que esa relación estrecha entre obra y territorio estará presente de alguna manera. Jon Maya (Kukai) y Sharon Fridman querían abordar los rituales en su nuevo montaje y hablando con ellos buscamos cuál sería ese espacio de Navarra con esa carga simbólica. Y, en efecto, Aralar es un lugar lleno de leyendas, de historia, y tiene una gran riqueza natural y paisajística. La previsión del tiempo nos ha obligado a buscar refugio en el valle, cambiamos la cima del monte Artxueta por Iortia, la casa de cultura de Alsasua. No será en el entorno singular de Aralar, pero seguiremos teniendo la oportunidad de disfrutar del nuevo trabajo de Kukai y Sharon Fridman.

La Agencia de Desarrollo de Sakana se ha volcado con este evento.

-La agencia y todos los pueblos de la zona. Ha sido muy satisfactorio contar con la ilusión y la generosidad de los ayuntamientos, de sus técnicos de cultura y de la propia agencia.

Por otro lado, Zuk Perfoming Arts, la compañía de Itsaso A. Cano, va a trabajar en las Bardenas para crear Ura junto a alumnos de la escuela de hip hop de Ribaforada.

-Este es uno de los proyectos que mejor refleja el espíritu del festival, con ese diálogo estrecho con la comunidad. Uno de los objetivos es fortalecer la creación artística contemporánea en general y la coreográfica en particular de nuestros artistas. Las residencias son una manera muy interesante de apoyar nuevas creaciones y hacerlas en pueblos tiene muchas ventajas, porque la comunicación es más estrecha que en una ciudad. Itsaso Cano y su equipo llevan varias semanas yendo y viniendo, dialogando con el pueblo, con el ayuntamiento y con los chavales que hacen hip hop, y han producido con ellos esta obra, Ura, que habla sobre la problemática de la contaminación de las aguas por residuos plásticos. Y dada la gran recepción, han creado la Semana de la danza y la ecología, en la que habrá charlas, paseos, proyecciones.

Además de este, habrá más estrenos de creadores locales.

-Sí, está el estreno de Estitxu Arroyo, Cuerpo documento. Estitxu lleva muchos años investigando el cuerpo como archivo, como documento, y hemos pensado que el mejor lugar donde mostrar este trabajo es en el Archivo de Navarra, donde ha realizado la parte final de su residencia. Además, tendremos la presentación de un nuevo colectivo que se llama Led Silhouette, formado por Martxel Rodríguez y Jon López, que representarán aquí su primera obra, Errata Natural.

Este año también han dialogado con la Asociación Haizea.

-El festival tiene tres patas: visibilización y fortalecimiento del tejido local, formación y creación de público y trabajo en torno a la ecología y la comunidad. En este último punto hemos pensado en cómo el festival puede fortalecer la comunidad de la danza y cómo se pueden establecer colaboraciones y que cada vez más gente sienta un interés y una curiosidad por conocer este ámbito. Todos los espectáculos se han creado con la colaboración de un espacio escénico como el Gayarre o una casa de cultura o de una asociación como la Red de Teatros de Navarra o Haizea, con la hemos trabajado en la gala de la danza que se celebrará el domingo 29 en el Auditorio Barañáin. Es bonito celebrar el Día Internacional de la Danza con las escuelas, que son el futuro. También estamos en contacto con la Asociación de Amigos de los Árboles Viejos de Navarra.

Se nota que le gustan los árboles, sí.

-(Ríe) ¡Sí! Nos hemos reunido varias veces con ellos y están muy ilusionados, igual que nosotros, por la posibilidad de dar a conocer nuestro patrimonio arbóreo en el marco del festival. Soy una enamorada de los árboles;he estado muchos años viviendo fuera y echaba mucho de menos los bosques. Así que igual el año que viene también estarán presentes (ríe).

Hay varias actividades en la programación en torno a ellos.

-Parece mentira, pero hay muchos artistas que trabajan en el cruce entre la ecología y las artes del movimiento. Y me parecía que los árboles podían ser nuestra especificidad como festival. Además, creo que en Navarra tenemos una conexión especial con la naturaleza. Rosemary Lee y Simon Whitehead son muy reconocidos en todo el mundo y tienen esta performance itinerante, Calling Tree. Los podremos ver en la Taconera, en la Ciudadela, en las murallas de la ciudad, trabajando en torno a nuestros árboles;sobre todo en torno a sus historias. Los árboles nos cuentan mucho de nosotros mismos, de la ciudad en la que han echado sus raíces, han sido testigos del paso del tiempo... El 6 de mayo haremos un paseo junto con los Amigos de los Árboles en el que escucharemos estas historias, y el 11 y el 12, saliendo el primer día desde el Caballo Blanco y el sábado desde Ciudadela, podremos ver a los artistas habitando los árboles y su entorno.

Una de las novedades de este año es la mediación, creación y formación de públicos, ¿es una de las necesidades detectadas?

-Este año hemos programado más actividades de calle, con la idea de no quedarnos esperando a que la gente venga, sino de ir a su encuentro. Y en cuanto a las actuaciones que hay en teatros, hemos trazado un plan para trabajar con distintos colectivos como asociaciones de jubilados, escuelas, centros de salud mental, el Colegio El Molino... Se trata de trabajar la accesibilidad con personas que quizá no tienen la costumbre de ir a un espacio escénico. Además, con el resto de la programación hemos tenido en cuenta que debe ser muy seductora.

¿Por ejemplo?

-Tenemos en la programación tres grandes coreógrafos que son historia de la danza contemporánea europea de los últimos veinte años. Como el enfant terrible Jérôme Bel, que ha explorado los límites del teatro;y Mathilde Monnier y La Ribot, con Gustavia. Son pesos pesados y vamos a ver si hay una buena respuesta porque ha sido un esfuerzo traer a estos profesionales de excelencia internacional. El festival es nuevo y no tiene aun un público cautivo. No es Olite, que lleva muchas ediciones, o Punto de Vista, que ha logrado su espacio, por no hablar de la Semana de Música de Estella, que suma más de 50 años. DNA es una programación nueva y trabajamos mucho en crear público. La gente tiene que saber que lo que vea aquí le gustará más o menos, pero todo tiene una gran calidad.

Gala, de Jérôme Bel, parece muy especial y ya han hecho el casting.

-Es muy especial. Sobre el escenario se reunirán 20 personas de Navarra muy diferentes. La obra celebra la diversidad de los cuerpos, de las edades, de las historias de cada uno y de nuestras capacidades físicas y cognitivas. Se trata de ver cuál es la potencia dramatúrgica del caos, o qué pasa cuando juntas a un grupo de personas que nunca ha pisado un escenario con personas que son muy buenas en sus ámbitos, como dos bailarines de clásico, una gimnasta rítmica... Hemos buscado los extremos, el virtuosismo y el amateurismo. No me la perdería, va a venir a mucha gente de fuera a ver esta propuesta que lleva dos años girando por capitales europeas.

También es la primera vez que La Ribot va a actuar en Pamplona.

-Sí, y se va a juntar con otra monstrua de la danza, Mathilde Monnier, en Gustavia, una comedia sobre el absurdo. Cuando la vi me dio la impresión de que la obra hablaba de la sororidad, de la cooperación o la falta de cooperación, de la solidaridad y la falta de solidaridad entre las mujeres. Y también sobre las diversas formas de ser mujer.

¿Qué me dice de Sin baile no hay paraíso, de Pere Faura?

-Es una obra con humor, espectáculo y emoción. El público podrá ver a Gene Kelly en Bailando bajo la lluvia;a John Travolta en Fiebre del sábado noche... Es un recorrido que comienza con La muerte del Cisne,una pieza icónica de Maya Plisetskaya, y termina con otra emblemática como es Fase, de Anne Teresa De Keersmaeker.

¿Y qué va a suceder por la noche en la Ciudadela con Hello!Earth?

-Instalaremos una carpa donde 13 personas por noche -5, 6, 9, 10 y 11 de mayo- disfrutarán de The Night, visioning a postcapitalist society while we sleep, el estreno absoluto de una propuesta que varios artistas llevan dos años preparando y que pretende explorar la potencialidad de soñar juntos, de manera literal y figurada.

También la Ciudadela será el escenario del espectáculo final.

-Será una actividad para la familia, una ocupación de la Ciudadela. Invitamos a la gente a que se lleve su picnic para que pueda pasar el día y ver cuatro obras cortas. Además, en lugar de una experiencia nocturna, la carpa ofrecerá una experiencia vespertina y estarán también Calling Tree (Rosemary y Simon), así que habrá diferentes actividades. Será una celebración para despedir el festival. Esperemos que el tiempo acompañe.

 

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